Nacido y criado con el deporte
Cuando ves a Ohad por la calle, la primera impresión que tienes de él es la de una persona fuerte y atlética. Es por ello que es casi inimaginable que hace ocho años, Ohad estuviera débil e ingresado en el hospital, con un peso que rondaba los 50 Kg.
"Crecí en una familia atlética de cinco hermanos. Mi hermano mayor jugaba al waterpolo. Yo jugaba al baloncesto con mi hermana mayor y pronto decidí apuntarme a un equipo de baloncesto. Pero a los dieciocho años me vi obligado a dejar de jugar, porque era incapaz de completar un partido sin ir al baño."

Mi salud en declive
A Ohad le diagnosticaron primero la enfermedad de Crohn, pero pronto empezó a sufrir problemas intestinales. Esto le obligaba a estar siempre cerca de un retrete, por si tenía que ir urgentemente. A pesar de las dificultades, Ohad estaba decidido a mantenerse activo y salir de casa.
"Empecé a dar paseos largos. Pero siempre planeaba una ruta cercana a las casas de familiares o amigos para poder llamar a la puerta de alguien si necesitaba ir al baño."
Con los años, la salud de Ohad fue de mal en peor. A pesar de varios cambios en sus hábitos alimentarios y todo tipo de dietas especiales, su estado no mejoró y la medicación no consiguió aliviarle los síntomas.
"La enfermedad era implacable y hace ocho años toqué fondo. Me ingresaron en el hospital porque tenía una fuga intestinal, un agujero en el intestino. Los médicos recurrieron a la única solución que me quedaba: una ostomía".
Volver a la vida activa
Para Ohad, la idea de tener que vivir con una ostomía era deprimente. Aunque los médicos intentaron asegurarle que podría seguir llevando una vida activa y volver a hacer deporte, a Ohad le costaba creer que eso fuera posible. Pero tras recuperar las fuerzas de la operación de ostomía, Ohad ha vuelto a hacer lo que le gusta: Jugar al baloncesto y la natación.

"Nunca soñé que podría volver a hacer todas estas cosas. Juego al baloncesto con mi ostomía e incluso nado con ella. Llevo una camiseta de surf ajustada sobre el bañador para que la bolsa quede bien plana y nadie se dé cuenta. Y cuando juego al baloncesto, tengo mi propio truco: llevo una banda de tela alrededor de la cintura que camufla muy bien la bolsa de ostomía. Incluso cuando salto en baloncesto, no se ve nada".
Para Ohad, la operación de ostomía ha cambiado su vida 360 grados.
Ocho años y muchos partidos de baloncesto, ahora está viviendo la vida al máximo y haciendo las cosas que le gustan.
Aunque puede asustar pensar en la vida que te espera después de la operación, es posible vivir la vida que quieres.