El 9 de mayo de 2013 es el día en que mi vida cambió para siempre.
Me habían programado una colonoscopia para comprobar el estado de mi enfermedad de Crohn. Durante el procedimiento me perforaron el colon. El médico me contó lo que había pasado y que mi vida estaba a punto de cambiar drásticamente. Firmé con aprensión el documento que autorizaba a los médicos a operarme, y me desperté 8 horas después con una bolsa de ostomía pegada al costado.
Un cambio de perspectiva
Era un habitual practicante de Jiu-Jitsu brasileño y había llegado a cinturón azul, jugaba al hockey de competición, hacía pesas en el gimnasio con frecuencia, salía a correr y nadaba. Todas esto que solía hacer tuve que dejarlo a un lado, tuve que priorizar mi recuperación. En esos momentos decir que estaba desconsolado se queda corto.
Con el tiempo, encontré el valor para cambiar mi propia bolsa. Me di cuenta de que mi vida no tenía por qué detenerse y que podía superarlo. Había que hacer cambios, pero podía superarlo. Estaba decidido a superarlo.
Volver a sumergirse
Empecé a dar paseos alrededor de la manzana, me di cuenta de que era factible. Luego pasé a caminar a paso ligero alrededor de la manzana, y también lo conseguí. Luego empecé a correr, y de nuevo, ¡lo conseguí! El footing se convirtió en sprint, el sprint en carrera dura, ¡y pude hacerlo! A partir de ahí empecé a volver al gimnasio. Estaba un poco preocupado por las hernias y por lesionarme el estoma, así que encontré en Internet un cinturón protector de ostomía para tranquilizarme. La primera vez que me metí en una piscina fue una sensación extraña, pero mi mujer me compró un bañador de ostomía que protegía muy bien el estoma. Lo siguiente que me tocaba probar era el Jiu-Jitsu brasileño, y como bien puedes imaginarte…, ¡volví al entrenamiento a tiempo completo!
Tener una ostomía no significa que tu vida haya terminado, es simplemente una adaptación. Sea cual sea la actividad que quieras hacer, hay formas de conseguirlo, e incluso de destacar en ella. Cualquier meta que tengas en la vida no necesita ser desechada, puede ser alcanzada. Sólo recuerda que las únicas limitaciones son las que te pones en tu mente, una vez que puedas superarlas podrás hacerlo.
