Lo único que quería era llorar, dejar de tener miedo y hablar con alguien con quien pudiera identificarme.
Cuando me dieron la noticia de que tenía que operarme de urgencia para hacerme un estoma, lo único que quería era llorar, dejar de estar asustada y hablar con alguien con quien pudiera identificarme; alguien que pudiera decirme sinceramente cómo sería (como treintañera con una familia joven) vivir con una bolsa. Las enfermeras especializadas en estomas de mi hospital local me ayudaron de forma excelente, por supuesto, pero era difícil hablar con alguien que estuviera en mi misma situación. Conocí a otra mujer de mi localidad que tenía colitis ulcerosa y que iba a ser operada poco después de que yo me operara, así que sólo unas semanas después de mi propia operación, la apoyé y respondí a sus preguntas con los escasos conocimientos que había adquirido en los meses posteriores a mi operación. Posteriormente conoció a otras dos mujeres que tenían estomas, así que una noche nos reunimos todas y hablamos, hablamos y hablamos.
Les propuse la idea de un grupo de apoyo...
Empecé a pensar en lo increíble que había sido hablar con otras personas ostomizadas que entendían perfectamente por lo que había pasado, a lo que me enfrentaba y lo que me depararía el futuro. No pasó mucho tiempo antes de que las cuatro volviéramos a hablar, les propuse la idea de formar un grupo de apoyo y todas coincidieron en lo útil que había sido nuestra charla nocturna y en lo mucho que les había aportado.
También hablé con las enfermeras especializadas en estomas de nuestro hospital local, que estaban entusiasmadas con nuestra pequeña idea. En abril de 2014, comenzó nuestro grupo de apoyo de sólo 4 miembros. Se nos ocurrió un nombre que reflejaba todos los valores que queríamos y necesitábamos poder dar a otros ostomizados a nivel local. Así nació F.I.S.H.Y.S (Friendship, Information, Support & Help for Young Stomates); nuestro grupo estaba dirigido específicamente a personas de entre 18 y 45 años de la zona de Derbyshire, y fue viento en popa. En junio de 2017 éramos más de 85 miembros, incluidos 10 miembros del comité.
Prestar apoyo a más de 85 afiliados puede suponer un enorme reto.
Nos gusta que las cosas sean abiertas, sinceras y positivas, pero a veces puede resultar difícil encontrar el equilibrio adecuado. A menudo, tenemos nuevos miembros asustados y preocupados por su inminente operación y por cómo van a afrontarla.
Nuestro grupo es muy diverso y variado: tenemos miembros con enfermedades terminales, miembros hospitalizados, miembros que trabajan o estudian, algunos casados, otros solteros, algunos con hijos, otros estériles. La diversidad de nuestro grupo hace que, en un mismo día, prestemos un apoyo muy variado. Todos los miembros del comité son voluntarios y muchos de ellos tienen otros muchos compromisos; su voluntariado se hace simplemente desde la bondad de su corazón y alimentado por la pasión de apoyar a quienes han pasado por situaciones similares a la suya.
