Cuando mi enfermedad de Crohn se volvió incontrolable, decidí tomarme un descanso del trabajo. Trabajaba como mensajero en una empresa familiar y no quería tener que dejarles tirados en el último momento, ya que cada vez me resultaba más difícil desempeñar mis funciones.
Mi jefe fue bastante comprensivo, pero obviamente la situación no podía prolongarse eternamente, así que tuve que tomar la decisión de dejar mi trabajo.
Las visitas le ayudaron emocionalmente
En mis trece años en la empresa había hecho buenos amigos y uno en particular siempre venía a visitarme tanto a casa como al hospital cada una de las veces que estuve ingresado. Mi jefe venía a visitarme a casa y todavía nos reunimos de vez en cuando.
Todas estas visitas que recibí en los momentos que más lo necesitaba fueron muy importantes para mí, ya que me sentía muy aislada de todo y lo único que veía eran las cuatro paredes de mi casa. Me ayudó a superar esos momentos difíciles.
Mi familia era mi roca
Durante toda mi enfermedad, mi familia fue esencial para mí. Especialmente mi mujer, que se convirtió en mi cuidadora durante todo el proceso, ya que, la mayor parte del tiempo, necesitaba ayuda en el baño, para entrar y salir de la cama y para vestirme. Cualquiera que tenga esta enfermedad sabrá lo debilitante que puede ser. Tengo la gran suerte de tener cinco hijos maravillosos; aunque ya han crecido, todos ellos fueron en los que pude apoyarme cuando más lo necesité.
Alguien con quien despertarte
La mañana de mi operación, mi hijastra mayor me llevó al hospital junto con mi mujer y mi hija menor. Subieron conmigo a la sala de preoperatorio, pero cuando llegó el momento de entrar, quise que ellas se marcharan, ya que temía que la situación se volviera demasiado emotiva para todos nosotros, y yo necesitaba mantener la calma antes de la operación.
Mis hijas se quedaron con mi mujer todo el día y diez horas después, cuando me desperté de la operación, mi mujer y mi hijastra mayor estaban allí a mi lado.
Todas ellas vinieron a verme todos los días que estuve ingresado incluido mi amigo, Lucas, que me visitó asiduamente en el hospital.
Obtener ayuda en casa
El día que me dieron el alta, mi mujer y mi hija me recogieron y me llevaron a casa. Toda mi familia se movilizó para ayudarme durante la recuperación, especialmente mi mujer, que me ayudó a vestirme y demás... ¡qué suerte que fuera enfermera!
